29 enero 2011

El punto final que conmueve

Diferencia divinamente obvia hay entre escribir una tragedia de amor en hojas blancas y un poema de pasión reprimida en la piel.
En pequeñas partes los besos redactan sin fallar ni omitir acentos ni pausas, y la piel se va desprendiendo envuelta en palabras.
Cada noche, la pena de sentir las últimas líneas que subliman tu virtual presencia surge sin más, pero queda inviolable el encanto del punto final que conmueve.

Tenerte aquí



Camino buscando lo que no perdí,
lo que no conozco.

Sin la idea del "para siempre"
te sé poco inmediato,
firme y etéreo.

Y el compromiso da paso
a la fantasía de lo intocable,
al juramento de un abrazo
y al sueño liberador.

¿Cómo vivir sin fragilidad?
¿Cómo no desear tenerte aquí?