16 noviembre 2009

Interiores


Voy escurriendo, poco a poco,
del misterio de una pared.
Hay un suelo que me espera
mientras hago mi camino
de manchas,
de hilos como hebras de sudor.


Y antes de llegar
a la parte más baja,
el gris de la pared me absorbe
a sus entrañas.
Voy penetrando
y desde entonces no me voy.


Me he vuelto de piedra:
mis vísceras son de piedra,
soy piedra entera, desde
la sangre hasta la piel
y miro con los ojos del color
de la noche.


Ahora me construyo cual casona vieja,
con sus solitarios rechinidos
y esquinas bordadas de telarañas.
Así, ¿cómo hacerle el amor a un muro?

Soy pequeña


Soy pequeña, una esquirla de rocío,
frágil como pluma al viento,
un granito de arena que
se esconde bajo otros más;
insignificante sustancia material
que todo lo acostumbra...


Hay una luz en la ventana,
junto a mi luna particular,
y titila, me dice cosas como un canto
y advierto que soy tan pequeña
como jamás.


El mundo es una maravilla.

Condena




Imperdonable
Quemas poco a poco mi esperanza,
contaminas las yemas de mis dedos,
que aún saben a tu sal.
Eres mil veces el asqueroso calor que me mató una tarde,
una especie de pesadilla eterna.
Aquí y en cada rincón suelto una frase de despecho y condena
con la jodida imagen de tu felicidad putrefacta,
olor a vientres ajenos.
No te quiero vivo,
me disgustan los desvelos que me provocas,
imperdonable. 
Si mis maldiciones hacia ti fueran una oración,
hoy sería dueña del cielo.

27 septiembre 2009

Baltica/Lycia

25 septiembre 2009

Y ella que se le va en la piel


Comienza a caérsele la piel,
se queda en huesos,
lo hiela el frío,
lo deshace el olvido.

Son pedazos de él
lo que se halla en el suelo,
con moscas haciendo miseria
de su cuerpo.

La piel se le cayó de espera,
de libertad no elegida,
de azares y palabras,
se trozó de caricias
desvanecidas y raras comezones.

Se deshizo de ella. Lo abandona.
La gente lo rodea, se vuelve grito,
le talla las venas,
y se le hielan los huesos,
los huesos y el llanto
que apartó para su muerte.

¡Cómo congela el olvido!
¡Cómo deshace!
¡Cómo engaña y desnuda!
Y ella que se le va en la piel.

Himno para un final


Lastre de rencores. Palabras cruzadas. Sueños rotos.
Falsos enigmas y demás porquerías.
Todo me engulle. Me debora. Me cubre. Me transforma.
Me hace horrores. Y rompo espejos. Crezco en miedos.
Soy un vicio. Un caso perdido. Un grito de ayuda. Canción vieja.
La gente me evita. Me evito yo. Vomito. Naugrafo.
Amanezco sin abrir los ojos. Y duermo de rodillas.
Estoy acabada de vida que no aprendo, que no sé. Que nada. Y nado.
Me ahogo. Parece que no hay nadie aquí.

Reto


Quiero que me tomes,
y a partir de entonces
me pienses.

En mi inocencia de ti te estoy deseando,
que me abraces,
corrijas tu mirada y me sigas
hasta perderme.

Te quiero por un momento,
por aventura,
porque eres reto y tú me retas.

Deseo tenerte y hacer un recuerdo
de juventud.

Onanismo


He de decirte,
con el corazón en la mano,
que esta sangre de mi cuerpo
quisiera sudar tu deseo en mí.


Se acaricia soñando tu piel,
entrando en mí lentamente,
haciéndome llorar...


Trémulo sueño,
espasmoso delirio.
No estás aquí.

21 julio 2009

Hoja de mi cuerpo


¿Qué hay en esta hoja de mi cuerpo
más que blancos espacios?
Vaya monotonía tan pronta a caducar,
a hacerse barco de papel hundido.
Cuerpo deshecho implacablemente
y sin permiso, sin número de página
ni encabezado, ni con una imagen que recordar.

¿Qué hay en esta hoja de mi cuerpo
más que olvido y cansancio?

De pronto


De pronto, cada centímetro del suelo
se vuelve tierra de espinas
y es imposible no clavárselas
cuando por más que se quiere
no se puede volar.
Hay tanta sangre en la piel
y nada logra cicatrizar.
¿Cuándo y dónde está
el final o el remedio?
De pronto, la vida es una pena
y da pena vivirla, se hace enorme
y llana, con sueños endebles
y con llantos así de grandes
y sin consuelo.
Ya nadie se queda a amar
o a tocarse siquiera el corazón,
y cuando amo,
de pronto nadie se acerca.

Invocación adolescente


Muerte ven a mí, ayúdame a exprimir la sangre que me hierve... tú que seguramente sabes todo sobre el principio y el final, róbame el espíritu, desgaja la piel que cubre mis huesos. Que no quede nada de mí. Muerte, acércate un poco, sé mi ángel de la guarda, mi fortaleza, el coraje que construya los caminos a elegir. Hiéreme de pensarte. Quiero llorar de tanta vida, tanta vida que no ha valido, tanto tiempo que no me supo a nada... espacio desperdiciadamente ocupado. Así como una mancha, como una puerta cerrada, así se ve lo que tanto presumen es el mañana. mas estos ojos que tengo en el rostro se cierran ya, desdichados... desdichados. Muerte, coquetea con mis manos, guíñame la expresión que no puedo verte, aquí estoy vulnerable, dándome a ti como un trofeo. Te ofrendo el cansancio, el hastío, la apatía, el dolor, los llantos escurridos y los que el orgullo sumergió en mi pecho. Tengo para ti todo lo que he sido. Hazme un lugar en tu “vida”, muerte. Ven a sentarte aquí.

17 julio 2009

Omnipresencia

Al poco tiempo volveré
sin angustias
ni risas;
lejos de lo que fueron
mi habitación
y mi camino.

Volveré ajena,
fuera de mí,
en cada cuerpo,
en cada herida,
en cada paso que
tropiece.

Nadie lo sabrá
pero volveré.
Y acaso
en el espejo
vierta mi ausencia
y nadie lo note.

Pero al poco tiempo
me tendrán
Ssn saber que
me tienen.

Callen, que
estoy aquí.
Suspiren
mi adiós, que
con él volveré.

Mutilados


El mundo sigue siendo mío,
y como dueña lo llevo a la noche
y desnudo a los hombres de sus palabras.
He cortado sus manos
y destrozado sus oídos.

¿Qué se dirán con las miradas
que se han querido tanto?

Humedad


No quieren cerrarse las piernas, muestran su escurridizo paisaje y aflora entre ellas el deseo de un día de lluvia. La ilusión selvática no cesa. A alguien se espera, a alguien se ignora, pero la invitación está ahí. La puerta abierta, las ventanas cerradas, la exaltación del secreto. Pronto podría haber un visitante, o dos, o decenas, y a nadie se discriminaría ahora. Las piernas no se cansan de gritar. Siguen ahí, pendientes de la llegada repentina. El rocío comienza ya a salpicar veredas y la brisa deja escapar algún aroma delicado de sal. Sean bienvenidos, sean complacidos, que la puerta sólo espera un delicado roce para poder cerrarse y descansar.

16 julio 2009

Puedo mentir tan bien


Puedo mentir tan bien
y tú no te darías cuenta.
Por eso cuando digo "te amo"
sonríes y me abrazas,
pero yo por dentro río
porque no te amo.


Yo no busco amar,
yo sólo quiero un vaso de leche caliente
y alguien que me arrope antes de dormir.
Miento cuando hablo
y nadie se percata de ello.


Me da asco su ingenuidad,
que no puedan ver más allá
de lo que creen ver.


Y siempre hay algo más.
Yo necesito ternura.
Por eso no te amo y te lo digo.
Y a cambio quieres que te proteja.


Yo no sé dar amor.
Soy un cachorro herido, huérfano.
Miento para encontrar lo que necesito.
La gente me hace reír
con sus estupideces.


Nadie tiene un vaso de leche para mí.
Pero buscan que les diga "te amo".
Pues te amo, entonces;
te lo digo y muero de risa
porque lo crees.


Eres tan infantil como los demás
que siento pena
y entonces me decido a confesarte
que me da asco tu ridícula bondad.

12 julio 2009

Al viento


Si tan sólo encontrara
un motivo para evitarte
como tema y sueño...
eres un detalle a la mujer.
Aún no te he robado al mundo
para volverte a mí.
Mira los lagos que han de guardar
mi próxima tristeza.


Habrá que enumerar tus sonidos
y tus gestos y entonces
morir de amor.
Qué dolor más grande y hermoso
que estar pidiéndote al viento.

Por amistad


Necesito que me mates, amigo,
que me quemes vivo con tu voz.
Necesito que me tomes
de los brazos y sacudas
mi polvoriento cuerpo.


Necesito que me digas que no sirvo para nada.
Di mi nombre al mundo, amigo,
di mis miedos y mi asqueroso vocabulario.
Di todo lo que yo no pude
y sacude mi cuerpo polvoriento.


Vamos, amigo, hazlo por mí.
Te lo pido, amigo, hazlo por mí.
El coraje que tengo no me da para más.
Estoy jodidamente cansado para hacerlo.
Por eso, amigo, golpea mi ser,
si en verdad me quieres;
escupe lo que queda de mí.


Hazme un favor y mátame,
aniquílame y deja de sonreír.
Yo sólo necesito que acabes conmigo,
que me mates y estaré bien.

Sadominable


Lacérame la piel con tus caricias
en los tiempos que nos quedan,
en los espacios necesarios;
hagamos miles de amores,
pues es justo ya el amanecer.
Aquí en mi pecho nacerá tu nuevo suspiro
y en mi vientre verá su esplendor.
Mi risa atolondrada, las ventanas indiferentes,
tus ojos abiertos y atentos a la oscuridad,
todo y nada cabrá en el pensamiento
haciendo historia.
Mis poros, mira, te dejan brotar
y te absorben de nuevo una y otra vez.
Vamos, tócame el alma
y dime qué sientes en ti,
qué escuchas.


Saboréame los labios hasta exprimir
pequeñas lágrimas y sudores.
No hay huellas, somos nuevos y los mismos;
tu cuerpo y mi cuerpo son prendas exclusivas
a la medida de tu instinto y de mi instinto.
A detalles, centímetro a centímetro,
el código del triunfo existe más allá de lo que
el mundo tiene como amor común.

Paranoide


Uno, dos, tres, despacio, lento, hoyo negro, estrellas fugaces, máscaras, niños y ancianos, origen y destino, primeros pasos, últimas escalas, un árbol, dicha de pocos, una patria, desgracia de muchos, horizontes, límites, canciones de amor, réquiem continuo, historia, memoria, escoria, movimiento de traslación, tiempo; uno, dos, tres, cuenta regresiva, numérica, avance en retroceso, apariencia, carne conservada a la intemperie, smog, ruido, ausencias, compañías incidentales, ida y vuelta, camino efímero, aprisa, despacio, lento, un cielo que nadie mira, que todos ven, que nadie mira, suelo maldecido, que pocos bendicen, piernas, brazos, cuerpos, sombras, luces artificiales, corazón escondido, latidos; uno, dos, tres, sangre robada, cuevas, cuervos, aves de rapiña, ruiseñor en batalla, el viento que empuja, el sol que deslumbra, flor en botón, paisaje, mural, valle gris, desencantado, del inframundo, infierno opcional, dios confundido, rezos sin eco, besos, caricias, orgasmos, lento, despacio, sin prisa, una boda, un bautizo, un sepelio, lágrimas que mojan, lágrimas que arden, ojos, labios, curvas femeninas, penes erguidos, roces, fantasía, encuentro desentendido, se vienen y se van, sin nombre, ni apellido, ni teléfono, ni hogar, la calle, abandono, limosnas, cerebro intoxicado, irrealidad, surrealismo, hiperrealismo, sueño, pesadilla, la vida, el reloj; uno, dos, tres, segundos, moneda invaluable, casas de cambio, casas de citas, casa hogar, de cuna, de retiro, retirada de tropas, asesinatos, tierras malditas, ambición sacudida, ausencias, madre sin hijo, hijo sin madre, caos total, un planeta, tierra, destino predestinado, despacio, lento, seguro.

04 julio 2009

La realidad es una herida


Lleva tiempo sentir la realidad. Es un duelo, como cuando se siente la muerte cercana. Es un proceso similar a un tropiezo en un terreno lleno de piedras e insectos raros.
Se hace una herida que sangra y ésta se vuelve una costra y deja ver el recuerdo de aquella caída. Ambiente recreado, lágrimas de pena.
Ahora eres eso: la costra de mi vida y al mirarla flota la tentación de arrancarla, corriendo el riesgo de mirar lo que hay debajo. Y tener que esperar de nuevo la sutura natural. El proceso de olvido.
Y después de costra serás cicatriz, marca, huella, tatuaje, imagen indeleble. Irás conmigo sin estar aquí. Será siempre de ese modo. Yo padeciendo la molestia y la memoria, y tú, persistente, inconsciente, travieso como un niño, como el gusano en la manzana.
Qué agonía. Aún no te vas o quizá te fuiste a medias.

Miércoles


Despunta un día más. Aún tengo sueño y lucho contra mis párpados amedrentados ante la luz que hurga por la ventana. Toda vez que conduzco mis manos hacia el despertador, me doy cuenta del poco tiempo que resta para añorar la noche.
Con la intención firme de sonreír e imaginar, desafío a quien se me presenta frente al espejo con su aspecto desconcertado y desolador ylimpio los retazos de sueño que me quedan en los ojos. Se ha colapsado el momento en una dialéctica estúpida, que sólo marea los todavía sentidos adormilados. Y perdida la noción de espacio y equilibrio, me nivelo la sangre cuando contengo la respiración, después hay una una carcajada forzada y ejercicios matutinos.


La luz desprendo poco a poco de mi piel y la dejo seguir su veloz recorrido, en silencio, a la vista de todos e impalpable. El ruido externo de cada día atestigua la aparición próxima de la tarde con su respectiva nostalgia entre la lluvia. Y yo espero paciente el momento en que una lágrima ha de brotar de mis ojos, que miran un punto lejano sin contamplar más nada que lo no presente, lo jamás admirado, lo ausentemente agridulce, aquello que aún en su invisibilidad se percibe como si fuera parte de uno mismo.


Ése es el tono de esta mitad de semana, cuando la gente cruza los dedos o mira el cielo, según su fe. Y yo todavía no alcanzo a entender mi presente. Hace tiempo que la misma escena se repite, pero al aparecer el velo moteado de estrellas, todo muere menos esa oscuridad que seduce; permanece la emoción de ver reptar la sombra de algún amante bajo los rayos selenitas que brotan tras la ventana.

Sumergida en el silencio de las hojas


Ésta es una tarde gris, en donde nada ocurre,
en donde sólo el llanto seco del alma se deja ver
apenas por encima de las ropas.
Tiembla el cuerpo y queda la pena de seguir
con el intento de olvidar que todo duele,
que todo se vuelve una herida de fuego.
Ese cuerpo es el que muere y se deja olvidar.
Y apenas unas gotas escurren tímidas del cielo.
Háblame desde la nada, grita lo que nunca he
de escuchar de los demás, pide que el viento
me lleve a ti y entonces estaré camino a casa.
Es mi corazón el que exige, y cuánto me pesa
cargarle la soledad a cuestas y darle de beber
sólo un poquito de mis sueños.
Sólo un poco de ellos.
Escondida bajo el mundo, bajo cada piedra
que encuentro, refugio lo que va quedando de mí.
Pero sigo pensando que el cielo algún día
se cansará de llover y me hará volar entre
sus largos brazos. Con la mirada decidida...
y tu mirada me busca escondiéndose,
mientras yo te busco mostrándome,
con el amor en los labios. Después de todo
ocurre que, sumergida en el silencio de las hojas,
paso el tiempo pensando en que algún día
habré de estar descansando mi cuerpo junto a ti.

03 julio 2009

Nicte


Es la noche,
la incansable noche,
la noche incesante,
insolente,
indómita,
la noche que a nadie olvida,
la noche de fiesta,
la noche sin luna,
la doliente noche,
que se queja de estrellas
y vuelve a decirse,
la noche.
Es ella,
tan digna,
orgullosa velada,
tímida de silencios,
una gran noche,
de gala,
sin lamentos,
es la noche de todos,
que nadie reclama,
que nadie comenta;
la noche mía entonces,
doliente,
cansada,
soñada,
vivida,
valiente,
vacía de ti,
la noche en que no estás.

Cambio de piel


Esta mañana abrí los ojos y me di cuenta de que no era yo.
La soledad y el silencio transformaron mi espíritu durante la noche
hasta hacerme como hoy he despertado.
Entonces el mundo estaba ahí, frente a mis pupilas,
y un suspiro amenazante se convirtió en grito.

01 julio 2009

Lluvia


Escucha la lluvia. Dode estés, escucha cómo se cubre el suelo de humedad y piensa que detrás de esa cortina te espero. Es un sonido que arrulla la mente, en plena madrugada de lunes. Deberías escribir mi nombre en un cuento o ensayar un compás con tu boca para cuando vuelvas. ¿Volverás?


[SILENCIO]


Me alegro de tenerte lejos, de sentir la duda, de esperar, porque así me inspiras y haces un muro para el olvido. Escucha la lluvia. ¿Has contado las gotas? Cuán delgado es ese velo y yo tan dispuesta y tú tan perdido.


[SILENCIO]


Entre sueños es seguro que aparezco y tiro de tu camisa para hacerte rabiar. Sólo dame gusto una sola vez. Ese ritmo hipnotiza, hay un discurso de la lluvia, un diálogo entre el suelo y las nubes.. Y entre ellos camino yo.


[SILENCIO]


Corre esa cortina y desnúdame. Quizás aquella copa no esté vacía. Brindemos, pues, de nuevo por la causa.


[SILENCIO]


Es tan de mañana y tengo hambre y sueño, pero me asustas los sentidos y no voy a dormir. Te escribo: que te extraño, que llueve... Y ojalá sepas leer mis pensamientos, porque ahora te diré algo más...

Desde entonces


Pero quién tocó tus ojos y sedujo tu atención.
Qué ángel vino a despertarnos de la magia...
Sin aviso, así, el mundo cayó sobre mí
y heló mis huesos.


Desde entonces lloro tu amor confundido.

Lejanía


El día y la noche se confunden.
No hay luz,
no hay paz,
no hay nada.


Y en la ausencia de tu amor
vino la lluvia
y mis manos no pudieron alcanzarte.

No te quedes quieta, sombra


No te quedes quieta, sombra, no te muevas por los rincones callada, si contarme lo que te ocurre. Yo sé que estás siempre escondida esperando mi pregunta, pero ante mi sonrisa re escondes. Te he oído llorar mis soledades como fiel amiga y sutil confesor, te he sentido añorar ese algo que ni tú ni yo conocemos.


Acércate sin temor, un poco. Espero impaciente lo que nunca por nadie he dibujado en sueños: el abrazo inalcanzablemente cálido que se transfroma en código musical. Mira a tu alrededor y verás que mi soledad te reclama, busco tu consuelo al esperar. Y nadie me cree cuando digo que no pertenezco. Que no pertenezco.


Espero, sombra, llorar un instante contigo el amor al que me recuerdas, en este espacio, aunque sólo una sonrisa no diga nada. Nunca antes pude hacer en imágenes la fe, hasta hoy. Siento que por tu presencia tímida estoy más cerca de la paz, como si hubiera nacido al oírlo. También tú lo echas de menos y tan fácil que es encontrarme en todos lados.


Ciertas cosas te delatan. Y así también, callada, inhóspita y cubierta de melancolía, puedo pasar las noches con palabras y no diría jamás un adiós, si todo en mi vida se traduce a su persona. Todo empieza y termina en su imagen, en las cosas simples que me hizo amar.


Por ti, amiga inseparable, resisto este tiempo doloroso de insomnios; y para él es que preciso sentir tu compañía, pues sólo tú le harías llegar la eternidad de mi devoción hasta su piel.

25 junio 2009

Piedad


Arráncate de mí, quita las costras, lava la herida. Que no quede nada tuyo en mi piel, ni siquiera la huella de un encuentro primero. Sé bueno por un instante y compadece a este corazón que está a punto de parar su latido. Escucha su ritmo cada vez más lento. Apiádate de mí, ahora que estoy sola de tu cuerpo, ahora que no estoy más entre tus brazos. Haz algo por calmar este vacío a tu medida. No soy más que una mujer que te pide recordar un poco esa ternura, quien te suplica borrar tu recuerdo, si me hace daño saber de ti, saber que vives, saber que amas, mientras yo me arrastro por la sombra del rechazo y la farsa elaborada, muerta en vida.


Es que la lluvia en mi interior no cesa. Se perdió el sentido de la verdad, de la confianza y de todo cuanto creí total. Si pudiera dormir y olvidarte... mi cuerpo está cansado de extrañar, y no hay en mi mente más temor que algún día encontrar de nuevo tu mirada y ver en ella la vergonzosa caricatura de lo que nunca existió.


Daría todo por una razón, por escuchar de tus labios una razón para matarme, para mentirme, un motivo para abrir el suelo y dejarme caer en el abismo. Daría todo por una palabra sincera. Daría mil noches de sueño si con ello olvidara la tibieza de tu piel y el sabor de los besos escondidos. Porque así como estoy, desgarrada y en penumbras, no puedo sino maldecir todo, al tiempo que me trago el llanto que todos prohíben.


Si tomaras mi mano un instante y escucharas lo que mi corazón, lento en su palpitar, es capaz de gritarte sin soltar siquiera un murmullo. Te abrazaría aun sin merecer mis caricias. Te besaría, a pesar de no merecer el calor de mi aliento. Te endulzaría la vida... y aquí estoy, esperándote incluso. Esperando con la certeza de no verte llegar jamás. Con este dolor que dejaste, cubierta del polvo del recuerdo y lavando a diario el olor de tu piel entre mis piernas. Ten piedad, escucha y hazlo por mí. Roba de mi vida lo que es tuyo y harás que aquella mujer que encontraste reaparezca al mundo y sonría la llegada de un nuevo amor.


Devuélveme la luz que había en mis ojos, devuelve mi tiempo, mi espacio, regresa mi rutina a donde pertenece y no alteres más mis pensamientos así... Hazlo por compasión. De rodillas me pongo ante ti, despojada de orgullo, olvidada de la dignidad. Regrésame la vida que te entregué sin pensarlo. ¿No ves acaso que estoy muriendo? ¿No ves que este dolor que has causado se vuelve cada día más insoportable y más profundo? ¿No ves que no es verdad que soy fuerte? ¿Que no puedo más con esta soledad, con todo aquello que me hace pensar aún en ti? Será lo último que pida, un simple favor.


Y ni todas las palabras que pueda escribir, ni todas los silencios que me inspires serán suficientes para expulsar de mi alma las ruinas de cada momento en tu vida, si todo cuanto me rodeó formó parte de un mundo compartido, cuando las pequeñas cosas, lo desagradable y lo inexistente, de pronto se transformó en el escenario más bello y vivió para alegrarnos, para hacerme renacer y creer que tu voz era cierta. Llévate, pues, todo cuanto es tuyo y alivia mi herida. O que tu vida se cubra del más oscuro abismo.

21 junio 2009

En conquista


Comprenderte
en
pocas
batallas
sin
ganar
ni
perder
ni
sentirme
sorprendida
por
ello.
Sólo
enamorarme
de
ti
por
cualquier
motivo,
hasta
el
que
no
conozco.

17 junio 2009

Así de lento


Es un placer sufrirte
como te estoy sufriendo.
Así de lento,
así de profundo.
Me duele el alma,
estoy en esta oscuridad
que me revienta.
¡Qué dulce es este dolor!
No estás aquí,
no sabes qué me pasa.


Esta piel me grita tu nombre
y me duele tu nombre,
cuando no sé otro más.
Estás en mis venas,
quemas mis ansias y te sufro.
Dulcemente.
Eres mi dolor favorito.
Así de lento,
así de profundo.

16 junio 2009

Neblina


Tan profundamente he vivido,
tan profundamente he muerto.
Ahora no hay limbo más lento que éste.
¿De qué lado estás?
¿A dónde habré de ir?
Apenas escucho murmullos desafinados.
No te reconozco,
no te conozco.
No sé de ti ni de mí.
Es sólo mi camino,
es sólo mi tiempo que nunca
se acaba y siempre
me parece tan tarde.
Siempre de prisa.
¿Serás mi principio?
¿Serás mi final?
¿Serás mi motivo?

Divino rencor


Voy a matar tu sonrisa y a hacerme un collar con tu cabello y tus grandes dientes.
Diseñaré un bolso de fiesta con la vieja piel de tu cadera y de tu espalda.
Voy a alimentar a los perros con tus brazos, mientras me rasco la entrepierna con tu lengua.
Con tus pies enormes trazaré un camino de huellas jodidamente podridas:
de tu casa a la mía y de mi hogar hasta ella.
Reconocerá tu sangre entre mis labios;
y le contaré que me amabas, y por cada día de coraje y náusea que me dieron, la haré llorar.

15 junio 2009

Encierro


No hay nada más dolorosamente suicida que un encierro voluntario y una soledad no deseada, porque uno se va acabando, apagando; dejan de responder los huesos y los ojos se agrietan como perdiendo fertilidad. Yo estoy que me ahogo de silencios. Como voy, quisiera que el mundo fuera otro y no éste. Como voy, quisiera hacer de mi vida un poema no escrito, jamás pensado, pero siempre sabido. Apenas recuerdo cuando era niña y creía en tantas cosas... Hoy no puedo más que borrarme la vista con el llanto permanente de mi encierro. Me siento muerta. Me falta vida. Me siento muerta. Y, sin embargo, me empeño en escribir y en mirar las cosas y en dejarme encontrar... pero no me buscan, pero no me llaman. Y me siento muerta.

Leyenda


Una vez en la tierra estuvieron juntos, se amaron, cada tarde se contemplaban desde el cabello hasta las uñas. No había en el mundo amor tan grande ni respeto exacerbado como el de ellos. Hasta que una noche, cuando dormían, el suelo que pisaban comenzó a dividirse y cada pedazo de tierra flotó por los mares y se concentró después en grandes masas. Crecieron nuevos árboles, se abrieron otros ríos. Todo cambió. Al despertar, cada uno en su sitio nuevo, se sorprendieron del paisaje, se sintieron desnudos sin el otro. No advirtieron lo que sucedía mientras soñaban con unicornios y hadas. Sólo cuando despertaron. Sólo así.

Se trataba de una nueva vida sin compañía y de vivir como pudieran mientras se volvían a encontrar. Llorando por dentro, secándose de tanto anhelar sus cuerpos. Años, mil años pasaron para que el destino y el dios se apiadaran de ellos y entonces miraran sus vidas sin sentido. Una vez amanecieron con la sonrisa dibujada en sus rostros porque todo era distinto. Aún cada uno en sus sitios, en sus lugares, con sus gentes y sus pasiones independientes, se esperaban y se amaban en la soledad aparente de sus caminos.

Él y ella en el mundo, en la tierra dividida, entre gente que no comprende lo que pasa dentro de sí, están para volver a contemplarse desde el cabello a las uñas y no volverán a dormir tan profundamente para no extraviarse de nuevo. Uno velará el sueño del otro y despiertos viajarán entre unicornios y hadas, haciendo de su paso por la vida una experiencia etérea y magistral.

Bendición por nosotros dos


El cielo cerrado augura una lluvia y
yo con las manos vacías siento pasar
el tiempo en el que no te tengo.
Mi corazón se encaja hasta dolerme
con su alergia al destino jugador.

Mala pasada, eso es. Llueven
entonces unas gotas secas.

No nos pertenecemos aún porque
la gente nos estorba, nos cierra
el paso, se burla de ti y de mí.

Somos un par de perdidos cuya
voluntad se prueba ahora entre
melancolías y desencuentros.

Tócame la mano con tu falta.
Mi mano fría y vacía. La cierro y sé
que te tengo. La abro y te dejo volar.

Cada astro en su lugar correcto,
yo en el mío que no me correspondía
cuando lo correcto es medir un centímetro
de ti a mí. O menos, mucho menos.

Naturalmente que enmudezco. Ya sin voz
para llamarte decido mirar la lluvia y
esperar. Vas a venir, vas a amarme,
a beberme gota a gota.

Voy a sudarte y a correr por tu espalda.
Pero falta tomar camino y pedir
una bendición por nosotros dos.

Ausente

Amanece de pronto. Abro los ojos y me doy cuenta de lo feliz que soy. Mi cama, a pesar de su inmensidad, tiene un calor especial aun en las noches de invierno. Las paredes no me engullen, se han vuelto un suave velo que cubre los pensamientos más sublimes desde que he encontrado tu voz, tus ojos. Cada silencio deja de ser el asesino acosador transformándose en un “te amo” susurrado entre las venas. Aquí, dueña de mi espacio y de mi tiempo, recorro cada tono de tus palabras en la memoria, y el cielo se abre dejando mezclar una ligera llovizna con los rayos del sol. Florezco con el riego de tu cariño, me florece la piel. Desde los pies a la frente cobijo la esperanza de estar dentro de ti, cubierta de tus besos, bañada en tu sudor, ligera y tuya.

La brevedad de los espejos multiplica en trocitos la sonrisa que tejo cada día, y el Dios que se esconde, en algún lugar, se pone a sumar los sueños en que te atrapo. Siempre y en todo estás y persistes, recordándome que el destino es justo y nos ha hecho encontrar. Ahora, cuando miro el mundo, me doy cuenta de que amo todo porque en cada persona, en cada paisaje, en cada objeto que percibo, hay una experiencia que me lleva más a ti.

En ocasiones me urgen las noches para imaginar que duermes a mi lado, yo abrazándote en un beso y reposando mi rodilla en tu pierna, y mientras tú descansando tu mano en mi vientre y yo siento entonces que te amo más por eso: porque te atreves a acariciarme aun cuando cierras los ojos y te hundes en un sueño extraño a mí.

No he visto más la pena que me recorría el cuerpo, se ha ido y con su partida he volado, despegué del suelo que me hacía caer. Particularmente siento que la vida es algo más que estar aquí cuando inhalo tu recuerdo. Estás, en tu ausencia, pegado a mi piel, en cada poro. Estoy aprendiendo tan fácilmente a saborear tu invisible tacto, aquel que emociona mis ideas y me hace sonreír y sentir mujer completa. Bebo de tu mano la bendición más grande que es tu amor.

Pero necesito algo más para ser de ti, por ti y contigo. Preciso algo más para saber que te entrego todo cuando me doy cuenta de que el todo común es una pequeñez, que seguramente hay más para darte. Tómame, que aquí estoy. Ahora es lo que tengo para ti. Se trata de mi ser, de mi pequeña vida hecha enorme desde que te presiento entre mis dedos. Exprime hasta la última gota de cariño que encuentres en mí. Déjame sentir el dulce dolor de una breve despedida y vuelve en un abrazo a entregarme el corazón. Quédate siempre a mi lado, llorándonos el tiempo que pasamos solos y haciendo fuego del momento excepcional cuando nos encontramos. Ya no estamos perdidos.

Abro los ojos, desde hace tiempo, y me doy cuenta de que soy una sonrisa de ti. Me entero de que soy un puñado de ansias aguardando tus caricias y me consumo en la desesperación de sentir los ligeros roces de tus labios en mí haciéndome explotar. Me pareces increíble y por demás excepcional. El resto te lo diré y lo sabrás con el mínimo acto y razón: cuando estornude, cuando te mire apenas, cuando toque tu cuello, cuando sacuda mi falda, cuando te grite que me dejes en paz. Eso será un acto de amor. Estaré diciéndote lo mucho que te quiero. Y podría estar haciéndote el amor sin atreverme a tocarte.

Aquí, ciega para el resto de la gente, me quedo hasta que llegues, extiendas tu mano para tomar la mía y comencemos a andar por cualquier rincón, ajenos a todo. Solos, invencibles, eternos. No queda nada más qué hacer excepto vivirnos y después... después dejarnos morir en un inmortal beso.

14 junio 2009

Deseo


¿Cómo, deseo, llegas ahora tan tranquilo a desvelarme? No te es permisible hacerme olvidar, hacer que guarde las palabras dichas. Deseo, no vengas hoy a confundir mis pensamientos, pues eres sólo un vagabundo sin puerto de llegada, y yo no quiero dejarte entrar...
Pero no cerraré la puerta. Voy a mirarte pasar desde un rincón, en silencio y sin ansias. No te detengas a hablar conmigo. Mis labios no habrán de responderte, mis oídos ignorarían tus cantos de seducción. No, deseo, no te es permisible borrarme la memoria ni por un instante; no busques mi caída confusa. Sólo eres deseo, tentación perversa, sólo eso eres cuando duermo y sueño. ¿Cómo es que llegas así, sin aviso, tan arrogante? Aquí no podrás detenerte, debes seguir tu camino sin distraer más mi atención; no borrarás de mi mente la historia ocurrida. No lo mereces y no lo permito. Deseo, quiera el destino que no te vuelva a negar.

Ensoñación


En la soledad de mi silencio
vienes a mi mente
y te presentas distinto,
me arrancas el alma.


Con tu voz casi deshecha
has tomado mis entrañas
en tus manos y aprietas
los puños.


Entonces va escurriendo
tu recuerdo,
cuando comienzo a despertar
en el abismo que ha creado
tu llegada.

De la agonía



El llanto escondido,
sumergido hasta las vísceras,
es una muerte que se resiste,
que poco a poco acaba con la sangre,
con los esporádicos latidos del corazón
y con el cuerpo harapiento que se arrastra,
lento, bajo, débil.

Ese cuerpo de lástima que repta en las sombras
se abandona a su suerte,
que espera conocer, aunque fuera de prisa.

Y después el llanto se vuelve coraje
y luego el más destructible rencor.
No deja nada, es decir, no deja nada bueno
porque siempre queda alguna reminiscencia
y mucho del orgullo, que no sirve para nada.

Se acaba el cuerpo que mendiga
y sólo queda el esqueleto que, para su desgracia
o su fortuna, empieza a conocer una lágrima.

13 junio 2009

Neuralgia

No he sabido ser
más que un dolor
de cabeza,
arbitrario,
insistente...


Una buena jaqueca
para recordar.

A tu merced

Dame la muerte con un beso,
quiero resucitar en tu carne a tu deseo.
En estas pupilas es en donde existes,
llorándote,
sangrándote.


Tu saliva es el vino que deseo,
el veneno que me hará vivir
matándome,
quemándome.


Donde sea,
cuando sea,
mi anhelo es ser tu piel
y sudar tu sudor
y dormir contigo sin que que
te des cuenta de mi pasión.


Quítame el aliento,
desgarra mis muslos,
que no quede viva,
ni aquí ni ahora.


Entraré en ti por tus labios;
serás mi casa, mi nuevo hogar.
¿Cómo haré para que me beses
esta noche?
Si estás tan lejos,
en algún punto,
lejos de esta habitación.


Dame posada, alójame en tu piel;
seremos uno y te recorreré los poros
hasta quedarme dormida
y empalagosamente cansada.


Déjame beber tu dulce saliva y morir.
Quiero morir en tu boca.
Es cuestión de que muerdas mis labios
y entonces estaré por siempre en tu deseo.

Un acuerdo más


Es que no puedo decir que necesito un amor porque el amor lo tengo en el diccionario. Lo que me hace falta, y lo has de imaginar, es un beso; y después del beso, un abrazo, y después una caricia y repetir la caricia... ¿vas entendiendo? No creas que te pido una aventura, mucho menos que seas un momento con su respectivo olvido y un posible arrepentimiento. Pero da igual lo que pienses si lo que importa ahora es mi "necesidad". Una imperante necesidad de hallarte dentro de mí, diciéndome acelerados respiros y, si se te ocurre, una palabra bonita para hacerlo menos frívolo y evitar que te sientas... ¿utilizado? Es una buena palabra; acertada, si tomamos en cuenta que somos un complejo instrumento para complacer y de paso... digamos... elevarnos. Podríamos descubrir el nirvana... No, no el amor, ni lo menciones. ¡No lo menciones! No pronuncies el amor. Mejor transfrórmalo en un beso. O mejor, en tu nombre.

Ese misterio


Soy un misterio. Quiero conocerme desde las vísceras hasta la piel,
pasando por los músculos sin omitir los huesos y la sangre.
Quiero deshacerme el alma, colgarla al sol hasta que sequen
sus costras y entonces cambiar su lugar.
Quiero arrancarme la razón de ser como falazmente soy.
Quiero desarmar mis vértebras y formar mis miedos.
Quiero tomar mi hígado entre las manos.
Quiero exprimir los pulmones de tantos suspiros y
escupir la voz que me ahoga.
Quiero desprenderme las uñas de una vez, enterrarlas
en mis oídos hasta gritar.
Quiero vaciarme alcohol en los poros y sentir que me quemo.
Quiero cortar de raíz la imagen que contemplo en el espejo
porque tal vez no sea más que una mentira.
Quiero elevarme a mi origen.
Quiero reconocerme en mis bostezos.
Quiero aplastar mis entrañas en un arranque de euforia
y sacar las espinas y el dolor.
Quiero borrar mi sombra agitada.
Quiero creer que me he reconocido sin nada.
Quiero transformarme, quiero reconstruirme.
Quiero tragarme la idea de haber desentrañado ese misterio
que me envolvía.
Quiero resurgir desde dentro y gritar “¡aquí estoy!”.
Quiero comprenderme ahora y mañana y todos los días,
porque desde hace siglos he desconocido a esta mujer.