31 enero 2010

Orgullos


Por si fuera poco
te me estás volviendo costumbre.
Pero no te busco,
pero no te escondes.
Y así tan preocupada por el tiempo
me atormento de pensar y pensar.


                                     ¿A dónde vas sin mí?
                                     ¿En dónde me dejas?
                                     ¿Cuál espacio nos pertenece?
                                     Tú en una orilla,
                                     yo a media corriente,
                                     el viento que sopla y me
                                     vuelve atrás.

Pero no te pido ayuda
y te necesito,
pero no me dices nada
y te busco más.
Este juego de encuentros me agobia.

                                    Eres una novedad
                                    y yo tan clásica.
                                    ¡Qué maraña de nosotros
                                    se puede hacer!


30 enero 2010

Si



Si me miraras así,
si me miraras.
Amor, si tan sólo te dignaras
a saberme frente a ti,
dispuesta,
abandonada.
Ganarías tanto de mí:
un corazón, una vida,
las palabras que aún no encuentran
espacio entre la luz.


Si a tu paso te volvieras...


Mi camino te encuentra,
te persiste,
te presiente.
Mi camino te resguarda
en un vago silencio,
y añoro una mirada,
tan sólo una mirada
pues, amor,
si me escucharas
junto a ti, como deseo,
partiría los mares y
te haría volar y
serías ave y yo viento.


Si tan sólo fueras como espero,
dulce mañana de trigos,
esperanza nueva y clara,
confianza nocturna de invierno,
si fueras tan sólo
una mirada al corazón,
reencarnaría.

Flirteo




En tus ojos
se mira el deseo,
quisieras tenerme,
deseas tocarme y
hacerme secreto.


Me sabes aquí,
provocándote como
una rutina y
al pasar te observo
con ojos y vientre.


¿Por qué te detienes?

07 enero 2010

Muñeco de trapo desteñido


La noche me ilumina las ideas y bebo una copa de vino,
desnuda frente a la ventana y dudando en contar las gotas
que apenas se deslizan por los critales.
No hay silencio ni ruido, es sólo un estado medio
que abre paso al llanto de la piel que se desgarra.

Las nubes pasan lentas, se dejan llorar la vida,
y sin prisa se marchan destilando humedad.
Cada poro se excita y hace frágil la mirada,
comienza el ruido lejano, el bullicio nocturno;
la luna no aparece, sin embargo.

La copa de vino resbala de mi mano, me rodea los pies
-también desnudos-
de pequeñas esquirlas que con sutil temblor encajo en ellos.
Detrás de la ventana sólo está la noche,
los rezagos de la vieja tormenta,
los desechos del mundo adormilado, agonizante,
las capas de ausencia, todo inerte;
mi cuerpo, de pie.

No hay testigos que presencien mi rostro humedecido
y hagan de él materia de voces;
está sólo la penumbra con su indecisa agonía,
el vino evaporado, la silueta huidiza de un gato...

La madrugada cava un hoyo y hace de la piel desnuda
un muñeco de trapo desteñido.

05 enero 2010

Es posible que no



Es posible que acaso
un día
los poros de mi piel
destilen el olvido,
se dejen de arrebatos
y sientan
tu calor.

Es posible que acaso
un día...
pero es posible
que no.

Diez deseos





Tengo ganas de que un día toques a mi puerta y me digas "vamos hoy de paseo".
Tengo ganas de discutir contigo por ver quién paga la cuenta de la comida, de celarte por mirar a otra.
Tengo ganas de correr de tu mano bajo la lluvia y tropezar en la humedad del suelo.
Tengo ganas de quejarme contigo por un cólico menstrual y acurrucar en ti mi vulnerabilidad de esos días.
Tengo ganas de que me repitas a gritos algo queno haya escuchado bien para luego responderte "no grites, no estoy sorda".
Tengo ganas de compartir un helado contigo, escucharte toser y entonces negarte el siguiente convidado.
Tengo ganas de pasar una noche cnotigo mirando estrellas, sólo mirando estrellas hasta oír que nuestros estómagos pidan una cena.
Tengo ganas de decirte "hola" y no despedirme jamás, llevarte conmigo a donde sea y como sea.
Tengo ganas de pelear porque apagues tu cigarrillo y hacerte enojar al tirarlo.
Tengo ganas de abrir los ojos cada día y poder descansar al ver que la almohada de al lado te mantiene junto a mí.

04 enero 2010

Y es cuando la náusea


Cuando despierto, pienso "qué fastidio".
Enciendo la radio y me dejo ser la inútil de siempre,
inservible mujer que en todo estorba porque en nada ayuda.
No quiero levantarme de la cama aunque mi espalda lo pida a dolor agudo,
y es cuando una insoportable náusea me enfría el sudor.
Qué fastidio es ser humano.
Qué fastidio.

Reposo


Sobre mí, escondido entre mis muslos, está el amante al pendiente de mis ojos que le hablan y lo invaden. Se atrinchera entre mis piernas para ocultarse del peligro del mundo porque en mí se siente feliz y a salvo. Sólo dentro de mí está en su hogar, consolado como un niño, mimado como un hombre, mirando siempre mis ojos que también saben callar.
El amante se queda quieto y respira fuerte su cansancio. No sabe besar, no me besa, pero se acurruca al lado mío como los gatos, urgando en mi cuello un calor natural que mi piel emana, muy cerca del lóbulo de la oreja a la que le ha dicho cosas.
Sobre mí, a plena luz de la oscuridad, deja de esconderse el amante, cuya pelea resistió digno de consagrarse, y entre mis piernas dejó la huella de su paso; y entre mis brazos, el sabor de la batalla ganada. Mi mirada en la penumbra sabe que está ahí cerca aunque no lo distinga; mis ojos le hablan aún de la necesidad de encontrarse en los suyos.
Y él comprende lo que quiero con tan sólo tomar mi mano. De nuevo sobre mí, escondido entre mis brazos, está el amante, descansando su cuerpo encima de mi piel, con su boca entreabierta y la respiración tranquila, refugiándose de todos y de mí en un sueño que durará hasta que mis labios le digan "amor".