22 marzo 2010

Asesina


De pronto, la tierra se abrió
y tu imagen burlona
surgió entre las penumbras
como un demonio...
al lado, una vida que no conozco,
una sombra,
un semblante que se arrastra
cual serpiente hambrienta y nauseabunda.


Habría bastado un escape sigiloso
pero mis venas ardieron
y el sudor escurría de mi frente
y mis ojos se encendieron como fuego.


Quemé tus besos con otra boca
y castré tu imagen frente al mundo.
Castré tu imagen... y reí.


Ahora puedo hundirte
en el infierno a placer,
hacer que ardas en cenizas
de ecos extranjeros.


En este camino inconsciente,
no sabes lo fácil que fue
matarte.
Y te maté.

Pesadilla


Soy decadencia desde que te tuve entre mis brazos,
amándote en cada poro,
y estas manos no piden ya más que piedad para matarte.
En el fango me arrastro, se viene una nueva muerte,
quizá la definitiva...
Mientras intento seguir con todas mis fuerzas, sin volver atrás,
e imploro piedad a mi memoria.
Pero estas manos son fuertes, sin embargo,
y mi corazón no te odia más; ya te ha matado.