21 marzo 2011

Lenguajes

Qué sublime tu mirada cuando te encuentro
en aquellos momentos breves
en que mis ojos te entienden a su modo.

Qué cálido espacio en el que con tu mundo
habitas el mío y te adhieres a mi memoria
para las posteriores horas.

Qué grata melodía definen tus labios
en la partitura de las noches,
con notas y silencios exactos.

Qué agridulce esta añoranza de ti.

13 marzo 2011

Que el tiempo


Que el tiempo no se detenga, que no avance,
que deje de ser tiempo, que desaparezca.
Necesito con urgencia tocar tu cuerpo
y poner mis deseos en tu frente.

Cuán libre estaría mi alma si pudiera mirarte,
así también me atrevo a ser el cielo
donde vuelen tus manos,
águilas reales zurcando vientos desnudos.

Preciso inexorablemente un instante sin horas
para rendirle pleitesía a tu mirada
y postrar mis labios en tu lengua que destila miel.

Cómo privarse de la danza de tu pecho
toda vez que inhalas el oxígeno que te tributa mi voz...

Sé mi único motivo para perder la memoria,
esa efímera presencia de roces ambiguos y antiguos.
Sé melodía acariciante,
irrumpe el silencio con la voz de tus pupilas.

El tiempo no es, ahora ya no es.
No apremia, no aguarda, no está.
Toquémonos sin más.