29 enero 2011

El punto final que conmueve

Diferencia divinamente obvia hay entre escribir una tragedia de amor en hojas blancas y un poema de pasión reprimida en la piel.
En pequeñas partes los besos redactan sin fallar ni omitir acentos ni pausas, y la piel se va desprendiendo envuelta en palabras.
Cada noche, la pena de sentir las últimas líneas que subliman tu virtual presencia surge sin más, pero queda inviolable el encanto del punto final que conmueve.

0 comentarios: